COMPLEJIDAD Y COSMOVISIÓN






COMPLEJIDAD Y COSMOVISION“Soy hijo de la tierra y del cielo estrellado; pero soy de raza celeste, ¡sabedlo bien!...” (Inscripción sobre una laminilla funeraria pitagórico-órfica, encontrada cerca de Roma - siglo I o II)

Nos hemos acostumbrados a ver al hombre en una sola dimensión, separarlo de su entorno para realizar estudios, descontextualizarlo para realizar generalidades, y realizar generalidades sin tomar en cuenta los contextos y entretramados que están tejidos alrededor de ese hombre estudiado. Realizamos juicios, desde nuestros prejuicios, y creemos que todo efecto lo origina una o varias causas. Estamos convencidos de la linealidad causa – efecto.

Dentro de esta cosmovisión del mundo que nace con la modernidad, analizamos el progreso de las ciencias como una consecuencia lineal de los hechos que han marcado la evolución del hombre. ¿Pero esto es totalmente cierto? Y de ser así, ¿Cómo se explicaría la realidad planetaria que estamos viviendo?

Al respecto Balza Laya (2008p.68) señala que: “…la sociedad y la historia donde se inserta no son ni mas ni menos que la evolución fenomenológica de la naturaleza humana. Todo es el producto de las interacciones y de las consecuencias muchas veces impensadas o no predecibles de las acciones homo sapiens/demens…”

Lo antes citado hace suponer entonces que la linealidad causa efecto – progreso, no es cierta, todo es producto de las imbricaciones que se originan de los diferentes hilos que se tejen alrededor de ese hombre, y que en muchas ocasiones estos hilos no son fáciles de identificar por la forma reduccionista y simplificadora que nos hemos acostumbrado a mirar el mundo.

No sólo somos humanos hechos de materia tangible, huesos, piel, órganos, células, átomos, también somos seres que nos definimos por nuestro contextos, nuestras vivencias, nuestra manera de ver el mundo, nuestra cosmovisión particular y colectiva. Pero también somos seres espirituales y seres cósmicos, que formamos parte del universo regido por lo caórdico y la incertidumbre.

Solo con esta visión inacabada de las cosas podemos dar respuesta a los acontecimientos que vivimos en nuestro planeta. Por una parte tenemos grandes descubrimientos científicos, adelantos tecnológicos, disminución de las fronteras comunicacionales, y por otra parte, poblaciones sin agua potable, hambrunas, guerras, destrucción planetaria. A esto Edgar Morin, hace mención en la conferencia “La óptica planetaria en la educación”, dictada en la universidad de Monterrey en México. Este mismo autor señala en su libro Introducción al pensamiento Complejo, que: “Las amenazas más graves que enfrenta la humanidad están ligadas al progreso ciego e incontrolado del conocimiento (armas termonucleares, manipulaciones de todo orden, desarreglos ecológicos, etc.)

Si ciencia es la búsqueda de la verdad con un fin determinado, entonces se puede afirmar que, la inteligencia ciega con la que hacemos ciencia, y con la que se ha realizado todas estas investigaciones que han producido bienestar a un sector, ha ocasionado un desbalance mundial, donde las diferencias son cada vez más notorias, que ponen en duda la preservación de la especie humana. El escritor Plinio el Joven (62-113 D.C) dijo: “El mayor número de los males que sufre el hombre proviene del hombre mismo”.

¿Pero si es el hombre es quien ha construido esta realidad que vivimos, es el hombre quien debe hacer acciones para solucionar la situación? La respuesta debería ser si. Pero antes se debe cambiar la forma de hacer la ciencia, ver el todo en las partes y las partes en todo, y no generalizar las realidades aparentes, ni simplificar o desarticular los hechos para comprenderlos.

El reto está en hacer de la realidad el todo en el que hacer científico, y es importante la modificación de las estructuras, de la manera de aprender a hacer ciencia, y la manera y de aprehender los resultados. Es importante revisar los paradigmas que guían el proceso de investigación, y hacer una observación de segundo orden, para identificar los conceptos que se encuentran en la mente que investiga.

Dice Edgar Morin en el libro los 7 saberes necesarios para la educación del futuro, hay que “enseñar la condición humana”, entendiendo las diferentes cosmovisiones que se tiene en los grupos humanos, identificando esas cosmovisiones en sus contexto real y sus relaciones con el mundo. Pero lo más importante es comprender la realidad de nuestra propia razón de ser en el mundo.

Estamos en un mundo globalizado en muchas áreas, tales como económica, cultural, comunicacional, pero hay que utilizar la globalización para que contribuya a la construcción de un mundo que garantice la supervivencia de la especie, y eso hay que construirlo entre todos.


Referencias Bibliograficas:

BALZA, Antonio. EDUCACIÓN, INVESTIGACIÓN Y APRENDIZAJE. Una
Hermeneusis Desde El Pensamiento Complejo Y Transdiciplinario. Editorial
APUNESR. 2008

MORIN, Edgar. INTRODUCCION AL PENSAMIENTO COMPLEJO. Editorial
GEDISA EDITORIA. 2004.

MORIN, Edgar. LOS 7 SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO. Editorial SANTILLANA.2003

Páginas revisadas en Internet:

http://www455.pair.com/morin/pmr/file.php/10/moddata/forum/37/4262/Epist._de_seg._orden.pdf
www.bolpress.com
www.youtube.com

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